Posible testimonio de un taxista sidoso.

Oración de un pecador perdonado.

El omnipresente nos quiere a todos por igual
¿No lo veis? Entonces vuestros corazones pedirán piedad.
El bendito derrocha ternura

a los niños caídos por hambre
en el sur de Colombia.
Sino lo crees así ¿Qué haces comprando en El corte Inglés?
El altísimo quiere por igual
a esos hombres, que lejos del camino,
tragan vergas sin parar.
Si no opinas así ¿Por qué no probar el pecado varonil?
Mi Dios, el único Dios, entrega amos por igual,
ya seas judío en el cuarenta, sacerdote en Florencia
o mujer pecadora en Irak.
Sino lo reconoces, mujer ¿Cuándo esas vacaciones a los jardines del Edén?
Por todo eso y más yo soy devoto de la Trinidad.
Yo sidoso, vicioso y maricón.
YO joven engendrado fuera de la unión,
quiero a mi Dios más que a mi cuerpo demencial
alcanzando así el cotizado cielo estelar.

(Dame la extremaunción después de meterme en la cama con dos).

P. de Vargas.

Lola.

Nació en primavera
y del revés.
Su llanto aun resuena
en la posada del Ciprés.

Niña de ojos claros,
de atusada piel.
Sus padres ya tenían pensado
bautizarla como: Dolores Cortés.




Un dolor al que le gusta que le tuteé como Lola.






Poeta.

Si desayuno contigo
es qué pierdo el sentido.
Si escapo por la madrugada
un burdo mataratas.
Si te llamo,
me dices "alto"
y con este adiós
todo irá mejor.

Perdimos la cabeza, buscando un corazón
¡Y qué demonios! Si perdíamos la razón.
Éramos caballeros andantes sin ilusión
pero al fin y al cabo recordamos la pasión.

Poeta.

Duelen
los pañuelos blancos
de la estación.
Ensordecen
las pocas palabras
que te pueda dedicar.
Merecemos
no saber nada
de lo que haga.
Despediremos
este anochecer
con un blues bajo los pies.




Poeta.

Manchamos todo de cenizas,
las sabanas, las manos, el tiempo,
de sudor, polvo y cocaína,
las narices, los sueños, los arrepentimientos.

Logística pura,
obscenidad madura,
dolor a flor de piel,
peligro con dosis de miel.
Soy el griterío
o una docena de suspiros.
Soy desternillante
o una parodia denigrante.
Me muerdo las ideas,
una manera de perderlas,
bostezo a lo saciante
producto de un mes arrogante.


Poeta.

Presos apalabrados,
dulces amargados,
cara de malo,
manos con forma de pecado.

Trébol de la mala suerte,
meses con leyes,
sardinas a las que les conceden
viajes de primera en trenes.

Sueños empeñados,
pájaros enjaulados,
besos para aliviados
suspiros con tabaco.


Trébol de la mala suerte,
primos de Pérez,
mujeres a las que les conceden
viajes de primera en trenes.




Poeta.

En el cerezo se alinean las risas
que por tu boca, divina,
dedicas a mi desdicha.
Tu, cruel ninfa,
que desgarras miradas
por pura cortesía.


Poeta.

Se desdibujan las palabras ,
escritas con acuarela,
en el surco de tu piel morena.
Son borradas con cautela
desde una fosa negra,
donde los besos de presunto amor
se evaden con dosis de alcohol,
rogando al incipiente sol
un poco de tu sucio autor.







R.

Ya no muero por la vida, ni por el arte, ni por la música, ni tan siquiera por los versos con sabor a besos de despedida. Ahora no muero por las calles vacías, llenas de malicias que otros como tu, antes, si que han perecido por ellas. Hoy no muero por un Dios, ni por un padre, ni por una mujer. Hoy no desfallezco por una sonrisa entornada como mueca, ni por una lengua moviéndose en mi entre pierna. Aunque no sepa porque deberé morirme de pena, ya no muero ni por ti, ni por amor.